El Taproom de Birras People
El año 2018 toca a su fin, y como es habitual, sus últimos días se suelen dedicar a hacer balance sobre todo lo ocurrido en los doce meses anteriores.
Abundan los llamados rankings de “Lo mejor del año” en campos como la música, el deporte, la actualidad… y el sector cervecero no podía ser menos. Si tuvieses que seleccionar los estilos cerveceros que han marcado tendencia este año en el craft, ¿con cuáles te quedarías?
En mi opinión, a nivel nacional creo que ha habido dos grandes tendencias dominadoras entre la gran cantidad de novedades y lanzamientos que han visto la luz en 2018.
NEIPAs
La primera mitad del año, concretamente los meses de primavera y verano, estuvo claramente marcada por la consolidación de las NEIPAs. Este subestilo, basado en la celebérrima IPA tan arraigada en la cultura cervecera artesanal, cuenta con unas peculiares características que le han hecho imponerse con rotundidad en Estados Unidos, y su éxito no ha tardado en extenderse a todos los rincones del mundo, España incluida. Tuvo sus orígenes en la costa este americana, concretamente en la zona de Nueva Inglaterra (región del noreste del país que abarca los estados de Maine, New Hampshire, Vermont, Massachusetts, Rhode Island y Connecticut), de donde toma su nombre, New England IPA.
Se caracteriza por ser una versión más equilibrada de la IPA, reduciendo los fuertes amargores habituales e incluyendo notas muy marcadas, en sabor y sobre todo en aroma, de cítricos y frutas tropicales procedentes del dry hopping de una ingente cantidad de lúpulos aromáticos.
Esto, unido a su particular aspecto anaranjado turbio producido por la presencia de copos de avena y trigo y a su baja carbonatación, hace parecer a las NEIPAs auténticos zumos de frutas convertidos en cerveza. El resultado es una cerveza con carácter pero más sedosa, dulce, jugosa y afrutada, y menos alcohólica y amarga que la IPA clásica, que ha sabido conquistar los paladares tanto de los aficionados más experimentados como de los recién llegados al mundo craft. En estos meses ha sido habitual ver cómo la gran mayoría de las cerveceras artesanales nacionales ha incluido al menos una NEIPA en su catálogo de referencias, estando continuamente presentes y muy solicitadas en las neveras y grifos de bares, tiendas y festivales.
En un sector en continuo crecimiento y expansión como es el cervecero artesanal, es normal que a una moda le suceda rápidamente una nueva tendencia que trata de imponerse. Estos cambios son habitualmente bruscos y casi accidentales, y tratar de anticiparse a ellos es un error: no hay que olvidar que en el sector craft, las preferencias del aficionado marcan en gran medida los planes de las cerveceras a corto y medio plazo, por lo que intentar prever qué será lo que más se consumirá en los próximos meses o años es casi una misión imposible.
BRUT IPAs
En este contexto, hace poco más de un año vio la luz un nuevo subestilo de IPAs, cuyo origen se ubica en la costa oeste americana, con su epicentro en San Francisco, California. Las denominadas Brut IPAs surgen como una respuesta a la creciente popularidad de las NEIPAs de la costa este, y sus características no podían ser más opuestas a los ya popularmente conocidos como “zumos de lúpulo”.
Son cervezas de tonalidades amarillas pálidas, ligeras, efervescentes, aromáticas, afrutadas y moderadamente amargas, pero extremadamente secas. De hecho, el sobrenombre Brut proviene de la terminología utilizada en el campo de los vinos espumosos para categorizar el dulzor del champagne o el cava, correspondiendo esta denominación a las variedades más secas, con menos de 15 gramos de azúcar por litro.
Si se puede hablar de un padre de este subestilo, probablemente sería Kim Sturdavant, brewmaster de Social Kitchen and Brewery en San Francisco y creador de la Hop Champagne, considerada como la primera referencia Brut del mundo. Suya fue la idea de utilizar amilasas en una IPA, una enzima empleada habitualmente para aligerar el cuerpo de cervezas pesadas como stouts o porters sin reducir su contenido alcohólico.
Sin entrar en tecnicismos, esta enzima se ocupa de convertir los almidones en azúcares simples fermentables, pudiendo así reducir la densidad final de la cerveza y eliminar prácticamente su dulzor. También es común el uso de cereales como maíz o arroz, pero no destinados a reducir costes de producción, sino encaminados a crear una cerveza clara y liviana, dando protagonismo a su sequedad y efervescencia.
Desde su exitosa aparición en la costa californiana a finales del año anterior, su popularidad no ha parado de crecer, y la nueva moda importada de Estados Unidos no se ha hecho esperar en España.
Considero que ha sido la segunda gran tendencia cervecera del año, estando literalmente en boca de todos durante el segundo semestre de 2018. Ya son varias las cerveceras craft nacionales que se han lanzado a crear sus versiones propias de Brut IPAs. Aunque es un subestilo todavía incipiente y a medio definir, algunas cerveceras españolas han conseguido replicarlo de manera muy meritoria, aportando incluso su creatividad a la causa: en un país con una amplia tradición vinícola en todo su territorio, sólo era cuestión de tiempo que los más arriesgados experimentasen con levaduras procedentes del vino en sus recetas de cerveza, dándole un nuevo giro a la Brut IPA americana.
Por todo ello, hoy cataremos y analizaremos a fondo cuatro de las primeras Brut IPAs nacionales que se han lanzado al mercado:
Wylie Brewery – Fuck Gravity Brut IPA
Esta joven cervecera afincada en Sitges (Barcelona) ha sabido leer a la perfección los gustos del aficionado, produciendo excelentes IPAs, Imperial IPAs y NEIPAs que le han llevado a alzarse con el premio a mejor cervecera novel en la última edición del Barcelona Beer Challenge.
Su interpretación de la Brut IPA tiene un contenido alcohólico del 5,4 %, con 25 IBUs. De color amarillo pajizo claro con ligero velo, su aspecto recuerda a un zumo de limón con intenso burbujeo, como el que encontraríamos en un cava. Muestra una espuma fina y esponjosa, abundante al servir pero de rápida reducción y baja retención.
Aroma de intensidad media-baja, con toques cítricos, tropicales, terrosos, herbales y levemente ácidos, apreciándose aromas de lima, piña, mandarina, uva blanca, levadura, cereal y especias. En boca es ligera, fluida y bien gasificada, con una burbuja fina y abundante pero no excesiva. Se encuentran notas cítricas y algo tropicales, de limón, lima, resina, hierba recién cortada y sutiles florales.
De amargor bajo y sequedad moderada, deja un regusto resinoso con toques de cereal, con un final que recuerda a cítricos y concretamente al amargor de la piel del limón, prolongado y bastante agradable.
Me ha parecido una Brut IPA refrescante, liviana y muy bebible, con presencia de lúpulo cítrico y frutal (Mosaic y Loral en dry hopping) que le aporta sabores y aromas frescos y apetecibles. La he encontrado menos gasificada y seca de lo que esperaba, características que ayudan a que se beba con más facilidad.
Jakobsland – Starz in your eyes
La microcervecera afincada en Galicia ha preparado una Extra Brut IPA con el 6,8 % de alcohol y 25 IBUs, empleando maltas Pilsner y Vienna para aportar claridad junto con copos de maíz y arroz, al estilo de lo que se está haciendo en Estados Unidos. Utiliza también una buena cantidad de lúpulos Ekuanot, Bru1 y Citra en dry hopping, para aportar carácter tropical y cítrico. Presenta un color amarillo brillante y velado, con espuma efervescente y esponjosa, en buena cantidad y con excelente retención.
Aroma intenso y atractivo, señal de un buen dry hopping, con toques tropicales, cítricos y algo lácticos, de piña, mango, mandarina, limón, melocotón y naranja, muy fresco y sugerente. En boca muestra cuerpo medio, y una textura fluida y vivaz similar a la del champagne. Se aprecia la base de maíz y arroz, cereales que le aportan cuerpo y un punto a grano, junto con notas cítricas de naranja y un suave tropical.
Su amargor es de intensidad media-baja pero bastante persistente y duradero, con un final muy seco y un regusto cítrico y resinoso con un toque de grano crudo.
Me ha resultado una cerveza muy parecida a una session IPA (su bajo amargor se deja notar algo más en el postgusto) con características de champagne extra seco, ligera y agradable en boca por su buena carbonatación, con un leve aporte tropical que le sienta perfecto.
Espiga – Fancy desire
Esta cervecera está ubicada en plena comarca del Penedés catalán, cuna de algunos de los mejores cavas del mundo, por lo que era de esperar que su incursión en las Brut IPAs fuese más que prometedora. Su receta se elabora con maltas Pils y Maris Otter, con lúpulo Mosaic y dry hopping de Mosaic, Simcoe Cryo y Citra Cryo (una presentación del lúpulo que aporta aromas limpios e intensos en el dry hopping sin presencia de sabores vegetales), para producir una cerveza con 5,5 % de alcohol y 20 IBUs.
Muestra un color dorado pálido muy brillante, de velo muy ligero, con espuma en la cantidad justa, fina, compacta, cremosa y bastante duradera. Esta corona de espuma de buen aspecto y el burbujeo fino continuo le dan una bonita y apetecible apariencia que recuerda sin duda al cava.
Aroma potente y claramente lupulado y tropical. Se aprecia piña y mango, con algo de acidez cítrica y toques de uva, fruta blanca, minerales, terrosos y florales. Entra en boca ligera y sedosa, destacando su burbuja de aguja achampanada. Notas de resina, herbales y cítricas superpuestas y bien integradas, con algo de fruta al final del trago.
Es amarga con moderación pero extremadamente seca, dejando un regusto largo a pino y fruta, con toques de tierra y levadura. Me ha parecido peculiar, refrescante y muy seca, con la burbuja bien integrada para aportar vivacidad y restar pesadez. Creo que es una Brut IPA equilibrada en la que todo parece encajar a la perfección, resultando facilísima de beber.
Basqueland Brewing – Brut Reynolds DDH Brut IPA
Esta microcervecera con sede en Hernani (Guipúzcoa) ha elaborado una Brut IPA con doble dry hopping de lúpulos Simcoe Cryo y Mosaic Cryo, con 6,9 % de alcohol y 40 IBUs, dedicada al actor estadounidense recientemente fallecido Burt Reynolds, aprovechando el juego de palabras con su nombre.
De color dorado claro y brillante, con velo muy leve y casi transparente, rematada por una espuma fina y esponjosa en la cantidad justa, con muy buena retención y adherencia al vaso. Me ha llamado la atención encontrar en ella minúsculas partículas en suspensión, en continuo movimiento a causa del burbujeo.
Aroma de intensidad media, dulce y afrutado, con toques de gominola, resina, manzana, melocotón, piña, limón, especias y uva, dominado por los cítricos, frutales y tropicales. De cuerpo liviano y densidad algo acuosa, cuenta con baja gasificación pero bien integrada y vivaz. Notas de lúpulo herbal, resinoso y algo cítrico que se aprecian desde el primer sorbo, recordando a pino, limón, levadura y cereal.
De amargor medio al estilo IPA, con final muy seco y regusto cítrico, herbal, terroso y algo maltoso, dejando una sensación de humedad y lúpulo verde. La más similar a una IPA canónica, con un amargor potente y presencia de resina, cítricos y herbales. Su carbonatación es suave y quizás recuerda más a un vino blanco seco que a un champagne, pero esto hace que sea una cerveza de trago largo que deja con ganas de repetir. Sus casi 7 grados son imperceptibles, estando el alcohol perfectamente integrado.
CONCLUSIÓN
Como hemos visto, las Brut IPAs son cervezas de un subestilo que actualmente está de moda, pero cuyo futuro es incierto.
No me refiero a que sean cervezas de calidad inferior, todo lo contrario, pero su aceptación por parte del gran público todavía está por ver. Presentan un carácter más complejo que el de las ya arraigadas NEIPAs, zumos de frutas que gustan a prácticamente todo el que las prueba, y quizás por eso no estén pensadas para ser bebidas tan alegremente. En un país con tan amplio consumo de vino, podría ser una buena cerveza de transición para los amantes de los espumosos por su alta sequedad y carbonatación, aunque dudo mucho que los aficionados al vino quieran buscar en una IPA lo que ya tienen desde hace tiempo en cavas y champagnes. No obstante, como comentábamos antes, esta convivencia con el mundo del vino puede dar lugar a futuras reinterpretaciones del subestilo que produzcan cervezas peculiares y muy atractivas al consumidor.
En cuanto a su oficialidad como estilo, el Programa BJCP, encargado a nivel mundial de la regulación de la cata y clasificación de las variedades cerveceras, todavía se muestra muy cauteloso y escéptico respecto a las Brut IPAs. Consideran que aún es pronto para hablar de un estilo diferente, pues según las experiencias previas con otras variantes de la IPA, es probable que su elaboración no diste demasiado de la de una American IPA, no reuniendo las características suficientes para ser considerado un estilo propio.
El tiempo dirá si las Brut IPAs han llegado para quedarse definitivamente como las NEIPAs, o si son simplemente una moda pasajera o nicho ocasional como en su momento lo fueron las Black IPAs. Por el momento, lo que no podemos dejar de hacer es probar y disfrutar de esta nueva variante, valorando personalmente si se adapta o no a nuestras preferencias. Con la Navidad a la vuelta de la esquina, ésta puede ser la excusa perfecta para introducir la cerveza artesanal en las comidas familiares que se avecinan, brindando con ella en lugar de con el clásico champagne.
Brut Ipa: ¿Moda pasajera o subestilo con futuro? 🍺➡️ el #TapRoom de @birras_people Clic para tuitear
Artículo de Carlos Vallejo – Birras People , uno de los instagramers cerveceros más influyentes en España y colaborador de cervezasfrías.
Si quieres que Birras People (+8100 seguidores en Instagram) haga una cata de tu cerveza y que ésta salga publicada en cervezasfrías, puedes escribirme por aquí y te contaré la mejor manera de hacerlo. |